Así es como con su compromiso, Porsche logra siempre un atractivo equilibrio entre tradición y modernidad. El Gran Premio Porsche de Tenis es el torneo bajo techo más antiguo de la WTA y actualmente también el único bajo techo que se disputa sobre tierra batida. En los años 2007, 2008, 2010, 2011, 2012 y 2014, las jugadoras de la WTA lo eligieron como su torneo favorito del circuito. La superestrella Maria Sharapova, embajadora de la marca Porsche, ganó el Grand Prix los últimos tres años y anteriormente otras leyendas del tenis femenino como Tracy Austin, Martina Navratilova, Gabriela Sabatini, Mary Pierce o Martina Hingis engalanaron también su lista de ganadoras.
«Todo tiene que ser Porsche, es decir, de máxima calidad», es el principio que sigue Markus Günthardt, director del torneo. Este exjugador profesional de tenis suizo dirige desde hace más de diez años el torneo con el apoyo de la directora deportiva Anke Huber, que también ganó en dos ocasiones el Gran Premio Porsche de Tenis. La Arena Porsche no deja nada que desear, pues además de ofrecer un terreno de juego óptimo, también ofrece las mejores posibilidades técnicas para hacer del torneo un gran espectáculo: una pantalla enorme en la que se proyectan escenas filmadas y shows de luces hacen de la presentación de las jugadoras una experiencia especial. En todas partes hay pantallas en las que los espectadores pueden seguir los partidos, y entre partido y partido merece la pena visitar el Sport & Livestyle Village, donde además de poder hacer compras o tomar un café se puede ver de cerca a las estrellas entrenándose.
Porsche demuestra de muchas maneras su vínculo con el deporte, pero no hay mejor lugar para experimentar la filosofía de la empresa que en la Arena Porsche cuando la flor y nata del tenis femenino compite por un Porsche. En la última ocasión, Ana Ivanovic, la hábil serbia, perdió el certamen, pero en la cancha central, animada por los espectadores, se repuso rápidamente de su decepción y aseguró: «Ya tengo ganas de volver la próxima vez». Desde aquí le damos ya la más cordial bienvenida.
Texto Reiner Schloz
Fotografía Fotostudio Orel