¡Rompe las reglas!
La superestrella del tenis Andre Agassi coincide en Stuttgart con los deportivos de
Competición, táctica, arrojo, resistencia, ¿se puede representar así toda la vida, segmentada en trozos como una metáfora deportiva? La segmentación siempre ha sido el indicador vital de Andre Agassi. Le acompañó durante los 21 años de su ejemplar carrera en los centre courts más famosos de este mundo y sigue haciéndolo hoy en la actividad que desempeña tras su retirada. Y hoy, frente al Museo
Andre Agassi, de 45 años, no ha perdido su ardor y su aplomo en el juego. ¿Y qué podría alterar al que fue el rebelde del tenis convertido en un encantador padre de familia? A mediados de los ochenta Andre Agassi comenzó a conmocionar el tradicional circo del tenis con un peinado increíble y ropa de juego extravagante. En Wimbledon, la meca del tenis, le llamaron la atención sobre la indumentaria reglamentaria y le denegaron la entrada. Pero en algún momento ambas partes comenzaron a caerse bien. Andre Agassi permaneció un total de 101 semanas en el puesto número uno de la clasificación mundial, ganó ocho torneos individuales de Grand Slam y es una de las pocas estrellas que ha conseguido la victoria en los cuatro Grand Slam. Obtuvo 60 títulos individuales, a pesar de todos los contratiempos. Un héroe del tenis, una leyenda.
Y aquí está ahora, en el Museo
Siempre le ha motivado el gusto por la competición, aunque en ello también haya que saber encajar las derrotas. No cree que una victoria o una derrota digan mucho de una persona. Pero «el modo en que reaccionas frente a una victoria o una derrota sí dice mucho sobre ti». Este es también un partido con mucho riesgo, sobre todo cuando uno piensa en su mayor derrota. En 1995, tras una grandiosa temporada, llegó a la final del Abierto de EE.UU. y era el claro favorito contra Pete Sampras. Perdió en cuatro sets. «Tardé casi dos años en recuperarme. Estaba totalmente saturado». Regresó porque pudo encontrar la actitud que le convertiría en una estrella y describe la filosofía de su éxito como si quisiera dar un discurso sobre motivación a los ingenieros de carreras. «Has de querer mejorar constantemente. Sabes que los otros van a por ti. Tu misión es trabajar cada día en ti».
Agassi encuentra muy acertada la comparación con el automovilismo y los deportivos, quizás porque a todos los deportistas les gustan los vehículos de alta tecnología. «El instrumento del deportista es su cuerpo», dice, «sentimos en nuestro propio organismo lo difícil que es llegar a un alto rendimiento. Por ello nos gustan las máquinas potentes». De joven el coche de sus sueños era el
Ah, sí. El partido-espectáculo. El caballero Agassi pierde contra Maria Sharapova 1:5. Lo que hace la costumbre. Porque cuando en casa, en Las Vegas, juega alguna vez contra su mujer, se siente mejor cuando gana Steffi. «Lucky wife, lucky life», dice. Mujer feliz, vida feliz. No es mala táctica.
Texto Reiner Schloz
Fotografía Dennis Orel