Invitados de lujo en la Porsche Supercup
¿Un fin de semana de Fórmula 1 sin la
Mika Häkkinen vino, vio y venció. Corría el año 1993 y Häkkinen consiguió en la
¿Impecable, decíamos? En sus primeros pasos en Mónaco, Häkkinen necesitó de la ayuda de Walter Röhrl. El campeón del mundo de rallies acababa de ser designado piloto de pruebas de
De vuelta a vuelta, Häkkinen fue trasformándose. Al principio, Röhrl le cubría las espaldas, pues por atrás presionaba el bicampeón de la Copa Monomarca de Alemania y curtido piloto de carreras Uwe Alzen. Aunque uno podría pensar que las estrechas calles del Principado hacían la situación más complicada para el finlandés, lo cierto es que «Mónaco le vino de perlas a Mika», aclara Röhrl. «Es un circuito por el que hasta los mismísimos profesionales del 911 tienen respeto. En Hockenheim, donde sí hay posibilidades de adelantar, no se hubiera comido un rosco». Al final, Häkkinen acabaría alzándose con una merecida victoria, confirmando su excepcional talento un par de semanas después en Budapest con otro triunfo en la Supercup, esta vez sin Röhrl de guardaespaldas.
No hay forma de averiguar de quién fue la idea de sentar a famosos al volante, pero sí con qué objetivo se hizo: «Queríamos que la nueva Supercup se hiciera un hueco, darle publicidad», revela Uwe Brettel, que dirigió el equipo durante siete temporadas a partir de 1996. «Así que decidimos fichar a rostros conocidos procedentes de diversas disciplinas: caricaturistas, cantantes de pop, campeones de motociclismo… Un montón de personas ilustres entre los que se cuentan ni más ni menos que 32 pilotos de Fórmula 1». «Los motoristas», rememora Brettel, «eran de una pasta especial. Con la protección de la jaula de seguridad se sentían muy cómodos y siempre estaban haciendo bromas». Ninguno de los siete campeones del mundo de motociclismo sufrió un solo arañazo al volante de un 911. Una vez, uno de ellos, el texano Kevin Schwantz dejó a todo el equipo boquiabierto en el pabellón de
Luc Alphand también venía de otro mundo. Para este francés, participar fue, mucho más que vivir de cerca una carrera, pasárselo «en grande». Fue una experiencia que habría de marcar su destino para siempre. Alphand era esquiador profesional y un adicto a la velocidad. En su palmarés contaba con dos victorias en el legendario descenso de Streif en Kitzbühel (Austria), tres globos de cristal pequeños en descenso en la Copa del Mundo y un primer puesto en la clasificación general de la Copa del Mundo.
Debutó en la Supercup en 1996 en el circuito francés de Magny-Cours tras pasar un día de pruebas en las instalaciones de
Con los años, el nivel de la Supercup se ha vuelto cada vez más extremo, sobre todo porque no se puede recurrir a las ventajas técnicas. La igualdad de oportunidades ha sido, y es, el bien más preciado. Los equipos solo pueden hacer pequeños ajustes. ¿Y qué vehículos participan? Solo auténticos pura sangre de carreras. Las cosas se han ido poniendo cada vez más difíciles para las participaciones de amateurs. Aún así, muchos famosos se han atrevido con el reto. Uno de ellos es el Príncipe Alberto de Thurn und Taxis. Como único descendiente del prematuramente fallecido Príncipe Johannes y la princesa Gloria, el alemán está a la cabeza de una familia aristocrática que posee uno de los bosques privados más grandes de Europa. Podría dedicarse a la hípica, el golf o el tenis. «¿Tengo pinta de aburrido o qué?», suele espetar cuando le preguntan en este sentido.
En septiembre de 2008, cuando se desplazó hasta Monza para la final de la Supercup, acababa de proclamarse subcampeón en una competición de GT. Como es menester, antes de la carrera tuvo que superar un día de pruebas, pues
Que en la clasificación lloviera a cántaros fue fatal para el debutante del 911, y el puesto de salida, el 27°, todo un chasco. El domingo por la mañana, la princesa acudió a misa con su hijo y una reducida delegación de
El último famoso en engrosar la lista de pilotos del 911 ha sido el actor de Hollywood Patrick Dempsey, que desde hace diez años encarna a un neurocirujano en la serie de culto «Anatomía de Grey». En la vida real, este actor de 49 años es un apasionado de las carreras de coches. En 2013, su afición por las carreras de resistencia lo condujo hasta
Otro actor, el austriaco Tobias Moretti, es el protagonista de una simpática anécdota en el marco de la Supercup. También a él lo había tomado Röhrl bajo su manto protector: «Estaba muy relajado. A diferencia de otros, que tenían un nombre en juego, él, que no tenía experiencia en carreras, no tenía nada que perder». Moretti se tomó con filosofía su último puesto en el entrenamiento. Después: parrilla de salida, el semáforo que se apaga. Röhrl lo recuerda como si fuese ayer: «Moretti estaba tan nervioso que se equivocó de marcha. Y ahí ves a 23 coches que salen escopeteados hacia delante, y al último en la parrilla de salida… ¡que sale hacia atrás!».
Texto Eva-Maria Burkhardt
Ilustraciones Bernd Schifferdecker