Espacios del futuro
¿Cómo vamos a vivir en las próximas décadas? En la vida urbana se están cristalizando tres tendencias principales. Christophorus visita el futuro a domicilio y sube para ello hasta el piso 56 en coche.
El deseo de la mayoría de personas de residir en ciudades y la permanente revolución de la vida a través de la digitalización van a definir nuestra forma de vivir en el futuro. Aun así, el urbanismo y las innovaciones técnicas pueden influir de modos muy distintos en cómo vamos a vivir y cómo vamos a configurar nuestro espacio vital. De todos los posibles escenarios, hay tres corrientes que se están imponiendo: luxus cocooning, green living y smart home.
¿Un ejemplo? En un apartamento del piso 56 de un rascacielos, un
Poder aparcar el propio vehículo junto a la cocina o el dormitorio es un deseo que pronto verán cumplirse los residentes de la
El automóvil: las nuevas llaves de casa
En palabras de Jan Becker, CEO del
Pero poner en marcha un motor de combustión en el piso 56 no era una opción, por lo que se tuvo que encontrar la manera de introducirlos en el ascensor y hacerlos llegar hasta el aparcamiento sin arrancarlos. La solución es un sistema que transporta los vehículos mediante raíles y tres ascensores que tardan menos de dos minutos por trayecto, incluyendo el tiempo de carga y descarga del automóvil.
1) Luxus cocooning: de mi casa al cielo
Los apartamentos de la
«Los seres humanos anhelamos la calidez de ese remanso de paz llamado hogar, un lugar donde nuestras afligidas almas puedan reposar y recuperar fuerzas, un anclaje al que asirnos para poder enfrentarnos a la complejidad de la vida moderna», escribe el Instituto de Investigación del Futuro de Fráncfort en su nuevo estudio sobre los hogares del mañana, titulado «50 Insights – Zukunft des Wohnens» (50 visiones – El futuro del vivir). Sin embargo, poder disfrutar del hogar no implica abrazar la soledad y el aislamiento o convertirnos en ermitaños en algún recóndito lugar del planeta. Al contrario: «Lo urbano es sexy», se afirma en el estudio, cuyo director, Harry Gatterer, habla de la «era del optimismo urbano». «Las ciudades nos atraen cada vez más. En 2050, el 70% de la población mundial vivirá en una», vaticina.
2) Green living: el campo conquista la ciudad
Como el espacio en las ciudades es limitado, nos vemos obligados a construir en vertical, al menos desde el comienzo de la era moderna. No obstante, al mismo tiempo, la añoranza de la naturaleza y la creciente concienciación acerca de la salud han dado origen a otra tendencia, el llamado green living. La distopía de Fritz Lang en Metrópolis describe la incipiente urbanización de comienzos del siglo XX como un escenario de decadencia. «Sin embargo, hoy en día las urbes son más verdes y variopintas que nunca», afirma Gatterer. El campo conquista la ciudad porque mayoritariamente queremos vivir aquí, pero sin renunciar a la naturaleza. Esto ha dado lugar a proyectos de reforestación urbana como, por ejemplo, los rascacielos verdes, cuyo máximo exponente es el Bosco Verticale de Milán, todo un hito arquitectónico donde la falta de parques o jardín se ha paliado mediante ingeniosas terrazas pobladas de vegetación ante la ventana del salón. Esa fusión de ciudad y naturaleza, de estimulación y desaceleración, es el resultado lógico de un juego de ideas que aúna las exigencias modernas con la vida humana. No cabe duda de que la naturaleza aumenta la calidad de vida y, así, los tejados se convierten en huertos, y los balcones en campos de flores. Y lo que buscamos no es realmente ayudar a salvar el mundo, sino nuestra felicidad personal.
3) Smart homes: los hogares inteligentes
En los smart homes, el epicentro del bienestar personal también es el hogar, solo que este modelo se caracteriza por la automatización total de la vivienda. El hogar del futuro será un lugar hiperconectado. En sus orígenes, hace solo unos años, persianas, luz y calefacción se podían accionar mediante control remoto, mientras que ahora el smart home va conociendo poco a poco a sus inquilinos para hacerles la vida más cómoda. Así, por ejemplo, escoge la música o la película más adecuadas en función del estado de ánimo, pone en marcha el robot aspirador, llena la bañera de agua o encarga los alimentos que faltan en la nevera. No obstante, hay algunas voces escépticas que se preguntan si la tecnología acabará viviendo por nosotros. En el Instituto de Investigación del Futuro de Fráncfort creen que el proceso tiene sus límites y arguyen que la esencia de un buen hogar serán siempre las relaciones humanas de las personas que lo habitan. La casa realmente inteligente del futuro deberá ser capaz de integrar todos los objetos en ese contexto humano.
Así las cosas, quizá la forma más inteligente de vivir en el futuro sea compaginar la pasión personal con la vida. Como en Miami, donde las vistas sobre la naturaleza y el océano se combinan con una tecnología inteligente que permite integrar el coche en el propio espacio vital. Bienvenidos a casa. Bienvenidos al presente del futuro.
«Se trata del espectáculo»
Saskia Sassen acerca de la ciudad como núcleo vital y centro para la intimidad
¿Cómo querremos vivir en el futuro?
Observamos que las ciudades han recuperado atractivo y son el lugar predilecto para vivir en todos los sectores de población. Uno de los aspectos más interesantes de este fenómeno es el creciente interés por las ciudades de tamaño medio. Ello se debe, por un lado, al encarecimiento de la vida en casi todas las grandes urbes, y por otro a que hoy en día las ciudades de tamaño medio se perciben como más interesantes incluso que las grandes. A fin de cuentas, lo que la gente busca es esa «cityness», algo que se puede encontrar en el centro de cualquier ciudad.
¿Qué significa esto exactamente?
Trabajos glamurosos que atraigan a los jóvenes, start-ups, arte y cultura, gastronomía… Naturalmente la ciudad perfecta no existe, las ciudades son abiertas, incompletas, extrañas… Pero ahí es precisamente donde reside su encanto. Esa imperfección, tantas veces fuente de problemas, deja espacio para lo inesperado. Como entendió muy pronto el sociólogo Georg Simmel, la diferenciación social favorece el desarrollo del individuo, que en el anonimato de la ciudad se encuentra solo pero fortalecido. Y como dijo el filósofo Walter Benjamin: no se trata solo de ti y tus amigos, se trata del espectáculo. Eso es lo más importante en una ciudad.
¿Y qué hay que hacer?
Crear una ciudad inteligente, pero no mediante una tecnologización o digitalización absolutas. Una ciudad inteligente es una ciudad que funciona. Necesitamos una red de amistadas personales y espacios de encuentro. Y estos tienen que ser analógicos, no digitales. Se tienen que crear las bases que hagan posible la comunicación y los encuentros humanos. Lo que podemos llamar espectáculo.
Texto Jan Van Rossem, Frieder Pfeiffer
Fotografía Benjamin Antony Monn, Davide Piras/Stefano Boeri Architetti, Hero Images, Johannes Heuckeroth/Gallery Stock, Wolf Steiner/Zukunftsinstitut