Autoescuela

La nueva aplicación Track Precision de Porsche adopta el papel de instructor de conducción en un circuito. Tres de sus funciones son especialmente fascinantes. En esta clase de conducción, la precisión es un objetivo que la digitalización permite alcanzar mediante un teléfono inteligente. Un análisis de este experimento.

Siempre hay decisiones que debemos tomar espontáneamente. Desde un punto de vista científico, algunas de ellas se podrían calificar de arriesgadas muestras de ingenuidad. Por ejemplo, cuando tenemos que encontrar los puntos óptimos de viraje y frenado, saber cuándo es el momento adecuado para acelerar, o decidir cuál es la línea ideal, cuándo la trazamos y por qué. Incluso el cronómetro, ese confidente irreprochable que hasta hoy nos glorificaba o castigaba con sus rectas manecillas, ha dejado de ser del todo honesto con nosotros. Cuando te sientes veloz, te dice que has ido demasiado lento. Si crees que has hecho una mala vuelta, él te espeta que has sacado el mejor tiempo. Y la confirmación de quién estaba en lo cierto, si el cronómetro o tú, solo la recibes cuando ya es demasiado tarde, es decir, después de cruzar la línea final. Como técnica de medición, el cronómetro tampoco aporta por tanto valores de análisis que permitan mejorar nuestro pilotaje.

Nos encontramos en el Bilster Berg, un circuito de pruebas y presentaciones situado en un pintoresco paraje boscoso entre Hannover y Kassel, en la bellísima Westfalia oriental, en el centro geográfico de Alemania. A nuestros pies se halla este ondulado circuito de 4,2 kilómetros de longitud, que algunos califican de variante corta del tramo norte del Nürburgring.

El coche: el nuevo Porsche 911 GT3 amarillo claro, 500 CV de potencia y velocidad punta de 320 km/h. Un nuevo referente en coches deportivos. Con caja de cambios manual convencional.

El instructor: Eduard Schulz, responsable del área «Porsche Connected Car – Drive Functions» en el Centro de Desarrollo de Porsche en Weissach, ha diseñado la aplicación Track Precision de Porsche.

El alumno: un humilde servidor. Muy familiarizado con el circuito, pero esta excelente combinación de máquina, neumáticos semi-slick (Michelin Pilot Sport Cup 2 N2) y circuito abierto y soleado es también para mí un terreno inexplorado.

Y por otro lado llevamos con nosotros la aplicación Track Precision, que es la que hoy ocupa toda nuestra atención. En ella, tal como nos explica Schulz, los responsables de desarrollo de Porsche han combinado distintas ideas: «Siempre ha habido sistemas de telemetría para profesionales, y en algún momento apareció el paquete Sport Chrono. Desde hace unos cinco años, en el mercado proliferan aplicaciones con las que se pueden calcular los tiempos de vuelta mediante GPS pudiéndose en algunos casos registrar también el recorrido. Por eso, en Porsche ya hace tiempo que nos rondaba la idea de desarrollar una aplicación de carreras profesional».

El hardware, en este caso un iPhone 6, está fijado a un soporte debajo del retrovisor interior. La aplicación tiene almacenados 130 recorridos correspondientes a una sesentena de circuitos nacionales e internacionales. En nuestro caso, solo tenemos que seleccionar Bilster Berg y el sistema se inicia. «Los mejores resultados se obtienen en circuitos con muchas variaciones de la línea ideal y, por consiguiente, puntos de frenada distintos. Ello permite al conductor elegir entre distintos estilos de conducción», explica Schulz, lo cual me reafirma en la elección de este circuito.

Función «laptimer»

Mientras doy la primera vuelta, el sistema accede a todos los datos recogidos por los sensores de a bordo del 911 GT3: ángulo de giro, presión de frenado, posición del acelerador y fuerzas laterales y longitudinales, además de todos los datos del GPS. El sistema también reconoce automáticamente las líneas de salida y llegada. Todo se registra y se graba. Una vez fuera del circuito, se puede almacenar el resultado obtenido, aunque solo sea para compartir con los amigos la vuelta realizada con todos los datos relevantes.

Ya al primer intento, los datos recopilados en el smartphone permiten realizar los primeros análisis. Para ello resultan muy útiles las grabaciones en vídeo. En sincronía con el vídeo, en una animación del interior de un GT3 podemos ver cómo se mueve el volante según el ángulo de giro elegido previamente en la realidad. Los pedales simulados muestran análogamente a la ruta tanto la presión de frenada como la posición del acelerador. La función de «laptimer» (cronógrafo con medición de vueltas) muestra los tiempos por vueltas y sectores y, al mismo tiempo, presenta las diferencias con respecto a una vuelta de referencia definida. Ello permite, entre otras cosas, competir en tiempo real con una vuelta propia realizada anteriormente.

Función de seguimiento por GPS

El sistema registra la velocidad, las revoluciones, la marcha, la aceleración lateral y longitudinal y, también –algo que me ha dejado realmente sorprendido–, la tendencia al sobreviraje o subviraje. Partiendo de los datos determinados por el GPS, se puede reproducir la ruta realizada para llevar a cabo evaluaciones cronométricas. Para facilitar la autoevaluación, se puede representar la línea propia y mostrar los detalles o pasar a la imagen de vídeo correspondiente para cualquier tramo del circuito.

Función «coche fantasma»

La animación permite seguir a un vehículo imaginario sobre la línea ideal del trazado del circuito y visualizar así las diferencias con respecto a nuestro tiempo y línea de conducción. Es como si el coche fantasma tirase de tu coche. También es posible visualizar un gráfico de barras en tiempo real que muestra lo lento (rojo) o rápido (verde) que estás circulando en comparación con la vuelta de referencia. Si la columna roja es demasiado alta, es posible interrumpir inmediatamente la vuelta por consideración con los neumáticos. Si, como me pasa al final de la contrarreloj de la segunda sección, cambia de rojo a verde, dando a entender que, en comparación con la vuelta más rápida de la anterior ronda, he mejorado el tiempo, no soy el único que se alegra. Schulz, el responsable del desarrollo de la aplicación, me felicita cuando cruzo la línea de llegada: «Nuestro análisis ha sido acertado. Has ido un segundo más rápido que en el primer paso por meta.» ¿Por qué al final he ido más rápido? Antes, solo habría podido responder a esta pregunta a base de suposiciones. Ahora, en cambio, sé por qué.