Purismo & potencia
Ambos son deportivos de pura raza, pero cada uno satisface exigencias muy distintas. Por un lado está el
Cayman T y Boxster T: el puro placer de conducir
La T, de «Touring», es el código alfabético que, desde el modelo de 1968, simboliza la reducción a lo esencial en el
En la pista, la posición rebajada del asiento del 718 T se nota en seguida. El tren de rodaje deportivo PASM con diferencial autoblocante, combinado con las ruedas de 20 pulgadas –de color gris titanio exclusivamente en el 718 T– mejora perceptiblemente la conducción. Los asientos deportivos proporcionan una gran comodidad, y en carretera libre lo que en el papel se denomina «motor básico» se revela, según los gustos, como tracción con un perfecto dominio de la situación o paquete descomunal de tracción con la actitud de un atleta de élite.
Cayman GT4 Clubsport: concebido desde el principio como un coche de carreras
En el circuito se precisan virtudes bien distintas. Con 313 kW (425 CV), el motor bóxer de seis cilindros y 3,8 litros del 718
Comparado con el modelo predecesor el 718
Fin del primer trayecto de prueba. Los dos modelos regresan y se paran, fotogénicos, en el borde de la pista. A continuación, los 10 cilindros enmudecen. En el futuro, viajarán por separado: cuatro lo harán por carreteras y los otros seis, por circuitos de carreras. Ambos llevarán por el mundo el concepto
Texto
Thorsten Elbrigmann
Fotografía