En Porsche, la perfección es parte del buen tono. La prueba sonora está en los sistemas de audio disponibles para todas las series: Básico, Bose o Burmester. Un tritono en si bemol mayor compuesto por Porsche. El oído puede elegir entre una experiencia sonora básica, superior o de alta gama. Una breve lección de acústica para los amantes de la música que disfrutan conduciendo un Porsche.
El ritmo electrónico llena el habitáculo del 911 y comienza el emocionante duelo. Yello, un famoso dúo vanguardista suizo de los años ochenta, hace sonar a través de los cables una mezcla de sintetizadores, voces e instrumentos que pone a prueba la capacidad de los altavoces, las membranas y los amplificadores. El sistema debe cumplir lo que el sonido promete, y el de Yello es, desde el punto de vista de la tecnología acústica, un sonido muy exigente. En su día, la música de esta banda suiza llegó hasta las pantallas de cine y se abrió un hueco en la principal franja horaria televisiva gracias a «Corrupción en Miami». En aquella serie de culto norteamericana se veían frenéticas persecuciones en coche tras malvados traficantes de drogas. Y en esas escenas, lo que sonaba por encima de todo era la música.
Algo parecido debe suceder en el día a día. Para que la experiencia sonora sea plena, el sonido de la música no debe verse perturbado por el ruido de la conducción. Se trata de un desafío técnico con un alto componente emocional. Por eso Mathias Renz afirma: «Lo que hacemos aquí no es sólo una profesión». Este ingeniero dirige el departamento de Desarrollo de Electricidad/Electrónica – Audio/Acústica, en el que ocho empleados de Porsche «se ocupan de la música desde una perspectiva mucho más que profesional» (Renz). El ingeniero de desarrollo Simon Bender, por ejemplo, participa como teclista y pianista de refuerzo en varios grupos cuando dispone de tiempo. Mathias Renz se ocupa de lograr el tono correcto en la mesa de mezclas, y Stephan Bayer marca el ritmo en la batería. El director del área de afinación sonora afirma: «El mayor desafío es dar al sonido la capacidad de llenar el espacio interior del vehículo».
Hablar con un experto en sonido es, en el fondo, hablar con dos personas: con un técnico que mide frecuencias y con un amante de la música que confía en su oído. «A menudo», añade Stephan Bayer, «quien finalmente decide es el oído. El cliente no hace mediciones, solamente escucha». Claro que hay que contar con esa zona indefinida que es el gusto personal, pero aun así existen parámetros que a ningún oído le pasan inadvertidos. En esencia, los sistemas de audio se rigen por el mismo principio de calidad que los motores de Porsche: ya la versión básica debe ser de primera categoría. Y cualquier modificación posterior de las características deberá consistir en algo más que unos vatios o unos CV extra. Además, los tres sistemas de sonido están adaptados a cada una de las series. Por un lado, eso afecta al equipamiento puramente técnico, pues las condiciones en el habitáculo de un 911 no son las mismas que en un Cayenne. Por otro lado, los expertos en sonido intentan reflejar el carácter de cada modelo. En palabras de Mathias Renz: «Mientras en un Cayman el diseño del sistema puede ser un poco más agresivo, en el Panamera, que es un coche grande, nos fijamos más en la excelencia».
La atmósfera de una sala de conciertos: 16 altavoces integran el sistema Burmester del Cayenne
La calidad de sonido de un sistema de audio no se decide sólo en la salida de altavoces, sino que es el resultado de un concepto global complejo. Por eso, Porsche se ocupa de crear las condiciones óptimas desde la misma construcción del vehículo. Crear esas condiciones implica, por ejemplo, prestar una minuciosa atención al peso de los componentes del sistema de sonido y, sobre todo, asignar en los lugares correctos el espacio necesario para instalar los altavoces, lo cual permite eliminar en su origen cualquier posible vibración. Disfrutar del sonido debe ser compatible con disfrutar de la conducción.
El sonido básico de Porsche se obtiene, por ejemplo en el 911, mediante un amplificador situado bajo el asiento del acompañante y nueve altavoces distribuidos por el habitáculo, todo ello con un peso total de sólo 3,4 kilos. Sus 235 vatios proporcionan una acústica plena y dinámica. Con él, oír música es todo un placer. Incluso si alguien sube el volumen hasta el tope –lo cual no es necesario– las potentes series de tonos apenas llevarán el sistema al límite de su capacidad.
Pero también hay otras opciones. Desde hace años, los especialistas de Weissach colaboran con los expertos de audio de Bose en el desarrollo del sonido Porsche de calidad superior. El sistema opcional incluye, por ejemplo, un subwoofer incorporado a la construcción en bruto: una de esas brillantes ideas de Porsche que apenas pesan y no ocupan espacio. Este componente de 100 vatios de potencia, encargado de los tonos graves, forma parte de la carrocería en bruto y está ubicado en un punto estratégico: el marco del parabrisas. De esa manera, se aprovecha un espacio que de otro modo quedaría libre y el sonido llega hasta los pasajeros desde la parte delantera. Con un total de doce altavoces (en el caso del 911), ello proporciona unos graves intensos, marcadamente envolventes y muy placenteros. También en un modelo descapotable. Aunque al conducir sin capota a gran velocidad el ruido del viento y la conducción es mucho más fuerte, el sistema Bose se escucha perfectamente. Según Mathias Renz: «El sistema Bose nunca se te acaba».
Sonido de alta gama incluido de serie en el Porsche 918 Spyder: sistema Burmester con once altavoces
También el sistema de sonido envolvente de alta gama de la marca berlinesa de lujo Burmester permite disfrutar de un sonido pleno sin apenas subir el volumen. En colaboración con Dieter Burmester, Porsche ha llevado el inconfundible sonido de sus mundialmente famosos sistemas de audio domésticos hasta un espacio comparativamente pequeño como es el habitáculo de un vehículo. Y lo ha conseguido con una potencia que en algunos modelos llega a superar los 1.000 vatios. Es altamente dinámico y emocional, además de extremadamente preciso. Al sistema Burmester no se le escapa ni un sonido, y uno siempre sabe de qué esquina del vehículo proviene. De ello se encarga, entre otros componentes, un subwoofer incorporado a la construcción en bruto hecho de fundición de aluminio a presión y provisto de una membrana de fibra de vidrio. Los Air Motion Transformers (AMT) para los tonos agudos poseen una membrana con una impresionante superficie de 28 cm² (importante para una óptima reproducción de agudos) y son descendientes directos de los B100, los altavoces de referencia de la marca Burmester. Cada altavoz (en el Macan hay 16) posee su propia etapa final dentro del amplificador. Este enfoque de alta gama permite la máxima fidelidad acústica y se adapta de forma óptima y precisa al habitáculo. «Lo especial del sistema Burmester es que, a pesar del gran despliegue tecnológico, lo que uno oye no es el sistema técnico, sino la música en estado puro», afirma Stephan Bayer. Porsche ofrece al conductor cuatro experiencias acústicas distintas. La función «Smooth» permite una escucha relajada y agradable, ideal para viajes largos; la opción «Surround» ofrece un sonido envolvente de 360 grados impresionante; la opción «Live» transmite la sensación de estar sentado en medio de un concierto; y el «Sound Conditioner» recibe el sonido ya ajustado aunque varíe la forma de conducir. La gama de frecuencias del sistema abarca desde 35 hercios (bajos ultraprofundos) hasta 20 kilohercios (los agudos más finos). Y aunque el oído humano apenas perciba frecuencias tan altas, estas tienen su utilidad: «Las cuerdas de guitarra muy tensadas o el temblor de los platos de una batería también generan frecuencias superiores a los 16 kHz» explica Bayer.
Sonorización de Bose en el Porsche 911: doce altavoces –incluido un subwoofer incorporado a la carrocería en bruto– que proporcionan 445 vatios de potencia
Ya sea para disfrutar un sonido agradable, alcanzar la máxima potencia o recrear la atmósfera de una sala de conciertos, los especialistas de Weissach ajustan cada sistema durante semanas y verifican los resultados en el laboratorio de acústica. Y aunque estén orgullosos de su buen sonido, nunca se dan del todo por satisfechos. «Seguiremos profundizando en la experiencia sonora», dice Mathias Renz. Entren y escuchen.
Texto Andreas Perler