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¿Dónde empieza el deportivo y dónde acaba la versión de calle? En opinión de Michelle Gatting, piloto danesa en la
Michelle Sophie Gatting y el
¡Pero ojo cuando se les da rienda suelta! Michelle Gatting es piloto profesional de carreras. Esta joven de 20 años se las ve con chicos fuertes tanto en el circuito como fuera de él, pues sus hobbies son gimnasio, boxeo y Crossfit, una técnica de entrenamiento utilizada en el ejército de los Estados Unidos. «Sí, siempre he sido una chica dura. Piloto coches de carreras y me gusta boxear», confiesa la danesa con una voz sorprendentemente grave. ¿Y el 911 GT3? Es el representante más extremo de su clase. Bien es cierto que todo
La ciudad bávara de Núremberg es el lugar de encuentro de los dos hermanos nueveonce con motivo de una carrera de la
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Con su 1,81 m de altura se desliza en el asiento del nueveonce como en un vestido ceñido que se adapta al cuerpo. «El asiento se parece mucho al de un deportivo de verdad, pero es cómodo», señala. La profundidad de la base del asiento ofrece suficiente apoyo en la parte de los muslos. Antes de arrancar en dirección al circuito pulsa decidida la opción de salida de escape deportiva al tiempo que explica: «Así el motor suena más a coche de carreras». Y es que para poder sentir, hay que oír. Nada más abrocharse el cinturón de seguridad, sus manos se apresuran ya a las teclas basculantes del volante. Ya tiene experiencia con este tipo de cambio, pues el coche de competición basado en la generación del modelo 991 también dispone de estas levas en el volante. «Cuando conduzco la versión de calle y pongo los dedos en las teclas basculantes, me da la sensación de ir en un coche de carreras. ¡Me encanta!», declara Gatting. También la técnica contribuye a reforzar esta buena sensación: «La caja de cambios PDK es increíble».
En el 911 GT3 se emplea una caja de cambios de doble embrague
Para conducir por la ciudad, Gatting elige la variante automática y se deja deslizar tranquilamente por el denso tráfico, pero poco a poco se va poniendo impaciente. «Me resulta difícil conducir despacio con un coche así», admite con un suspiro. Y añade: «Me parece muy bien que el 911 GT3 tenga tanta aptitud utilitaria y que se pueda conducir tranquilamente en ciudad, pero yo ahora mismo preferiría estar en una autopista o en un circuito». Esta danesa no es la única que siente la necesidad de experimentar al límite este súperdeportivo y de obtener de él sus máximas prestaciones. Aproximadamente el 80% de todos los 911 GT3 se conducen también en circuitos de carreras, allí donde el
Una vez en el circuito urbano temporal de Norisring, Gatting desaparece en el interior del camión de su equipo Attempto. Se quita su vestimenta de calle y se pone el mono de carreras. En la carpa del equipo está el nueveonce de competición con el número de salida 77, su coche de carreras. El parecido con el 911 GT3 de color rojo intenso que acaba de aparcar es sorprendente. Dejando a un lado los coloridos adhesivos de los patrocinadores, la diferencia exterior más visible es el alerón trasero, claramente más alto en el caso del modelo de competición. Michelle se permite una generalización admisible: «Se trata claramente del mismo coche».
Naturalmente también hay otras diferencias entre la versión de calle y la de carreras. Las más evidentes se encuentran en la cabina: en la versión de calle el color negro Alcántara, el aluminio pulido y el cuero configuran un ambiente elegante a la vez que deportivo. Por el contrario, el interior del nueveonce de carreras se ha despejado por completo y sólo ha quedado el asiento de carreras con cinturón de seguridad de 6 puntos, un extintor de incendios y la jaula de seguridad. Equipamiento interior espartano. El volante, claramente más pequeño, tiene muchos botones de colores, pero como señal de vínculo fraternal, la corona está recubierta en Alcántara negro. Este minimalismo radical tiene razones de peso. Si con 1.430 kg (vacío), el GT3 de calle es ya de por sí un peso ligero, el de carreras pesa todavía 255 kg menos, es decir 1.175 kg. Para esta reducción de peso hubo de sacrificar material de amortiguación. ¿Hace mucho ruido? Qué importa eso. A Gatting le gusta ese ruido de fondo: «Así se oye todavía mejor el motor bóxer». A los pilotos les suena a música. Se ríe por dentro cuando los no entendidos abren la puerta del Cup y se llevan un susto porque «la puerta es de carbono y tan ligera que cuando la gente la abre con la fuerza acostumbrada casi se quedan con ella en la mano». La construcción ligera también formaba parte de los requisitos fijados para el 911 GT3 de calle y por ello sus puertas son de aluminio y pesan extremadamente poco.
En las partes del circuito urbano ya cortadas al tráfico, Gatting puede pisar algo más el acelerador del nueveonce de calle y así comparar bien. El concepto del régimen de revoluciones del
En la carrera tiene que renunciar a la ayuda de los sistemas de asistencia electrónicos con los que la versión de calle mima a sus conductores. Nada de ABS, ni de PSM (
Texto Eva-Maria Burkhardt
Fotografía Victor Jon Goico