En lo más alto de la cima
Un
Digamos las cosas como son: los deportivos con motor central jamás habían sido tan versátiles como hoy. El
Hace dos generaciones, sus números y sus propiedades casi hubieran garantizado una victoria en Le Mans. Si los jóvenes de hoy pueden sentirse como los ganadores de entonces no es sino gracias a una sofisticación electrónica con la que smartphones y ordenadores no pueden ni soñar. Y es que los deportivos modernos son prototipos de una electrónica que funciona siempre: en todas las épocas del año, bajo todas las condiciones meteorológicas, sobre todos los pavimentos y a cualquier velocidad.
Los técnicos de
Pero incluso estas unidades de mando están a la sombra de los cerebros que en el Centro de Desarrollo de Weissach diseñan y hacen realidad permanentemente escenarios y parámetros nuevos, siempre un paso más allá y un poco más precisos. Así, en condiciones normales de conducción, gracias a su dirección siempre impecable y el cuidadoso ajuste de la suspensión y los amortiguadores, el
Esta configuración para amantes del volante hace que sea muy fácil moverse al margen de la ley. Y es que, a 121 km/h, uno podrá estar circulando tranquilamente entre paisajes de ensueño, pero lo cierto es que está sobrepasando temerariamente en 1 km/h el límite de velocidad suizo, lo que le convierte en infractor en el país helvético. Aún así, la sensación es de relajación absoluta: circulando en sexta, con las revoluciones y el consumo de combustible más bajos posibles en el interior de una cabina de acabado Alcántara de lujo. Las costuras e insignias en colores contrastados, el cuentarrevoluciones con un toque de color carmín y el salpicadero de carbono.
Justo antes de que lo idílico se torne cursi, dejamos la autopista en la última salida antes del túnel de San Gotardo y nos adentramos en una carretera camino del cielo cuyas características coinciden con las de los circuitos de montaña de épocas pasadas. A un lado, la pared rocosa, al otro, el abismo del precipicio. La activación de la tecla Sport Plus añade un punto más de adrenalina y testosterona y al momento enfatiza un poco más el chasis y el motor. El
Pero apenas acabo de describir al
Tras entrar en la cabina del
Nuestro
Automáticamente, en las carreteras vacías que se divisan hasta el valle surge una elegante trayectoria ideal que también les serviría a las furgonetas de correos que suelen desplazarse por ellas. El
Unos llamativos faros con cuatro puntos de luz revelan la llegada de otro compañero deportivo. Apenas se ha convertido en recta la curva cuando un 918 Spyder pasa a nuestro lado a toda velocidad. Un
Texto Eckhard Eybl
Fotografía Stefan Bogner
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