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Ligero, rápido, directo y maniobrable. Son muchas las cualidades atribuibles al Porsche 718. Tras haber hecho historia, este coche tiende ahora un puente hacia el futuro con cuatro cilindros, turboalimentación y una larga tradición.

Enseguida se aprecia el parentesco, sobre todo a vista de pájaro: formas elegantes y redondeadas, dos asientos en el centro, faros con acristalamiento aerodinámico… tres detalles que podemos expresar mediante una cifra: 718. El anterior portador de este código numérico fue un campeón que a mediados de los sesenta ya había ganado más de mil carreras. El 718 brilló varias veces en la Targa Florio y en 1960 obtuvo la primera de un total de 18 victorias generales para Porsche en Sebring. Ahora, el heredero de esta tradición es el nuevo sucesor del Boxster lanzado en 1996: el 718 Boxster. Un automóvil que trae consigo los mejores genes del pasado y un motor bóxer turbo de cuatro cilindros para el futuro.

En comparación con su antecesor, este roadster ofrece más potencia y más par motor con menos consumo. El modelo S tiene un turbocompresor con turbina de geometría variable que garantiza un despliegue de potencia aún más dinámico. Los frenos del 718 Boxster han sido reforzados para adaptarlos a unos discos más grandes. El tren de rodaje mejorado y la dirección directa apuestan por la deportividad, continuando la tradición de su antepasado de 1957. Como resultado, el coche es más rápido y manejable que nunca, sobre todo en las curvas. Exteriormente, este deportivo con motor central destaca por un frente ancho y unas grandes aberturas de entrada para el aire de refrigeración. Las aletas y las taloneras tienen un diseño expresivo que subraya el porte atlético del vehículo. La aerodinámica de las puertas se ha optimizado hundiendo las manillas.

En el futuro, la serie se completará con el 718 Cayman, que tendrá el honor de llevar la gloriosa herencia de esas tres cifras al mundo de los cupés de Porsche, añadiendo con ello un nuevo capítulo a la historia del 718.

Texto Christina Rahmes
Fotografía Steffen Jahn