Porsche -
 

La historia del número 7. Los polos opuestos se atraen. Los polos iguales se repelen. Uno de los principios básicos de la física. Magnetismo. Tales de Mileto. Los primeros vestigios datan de hace más de 2.600 años.

El fabricante de deportivos Porsche pronto cumplirá 70 años. Sus polos son la tradición y la innovación. A primera vista lo uno no podría estar más alejado de lo otro. Lo viejo y lo nuevo. El ayer y el mañana. Para mirar adelante hay que dejarlo todo atrás. Pero no en el caso de Porsche. Miramos hacia atrás porque queremos avanzar.

Hay momentos en que nos damos especial cuenta de ello. Esta revista es uno de estos momentos. Página 38 a 42: un desgastado cuaderno de notas. Hojas amarillentas, desenganchadas, arrugadas, con los cantos doblados, una escritura de otro mundo, extremadamente nítida: «tobera de calefacción», «palanca de cambios». Y el número 7: «proyecto de coche».

El primer vehículo que llevó el nombre de Porsche es el modelo 356, en 1948. Pero la primera libreta de pedidos de la oficina de ingeniería Porsche es de 1930. El profesor Ferdinand Porsche y el ingeniero jefe Karl Rabe en la calle Kronenstrasse de Stuttgart. Fase start-up. Un equipo reducido. Trabajando de sol a sol. El encargo número 7 proviene de la empresa Wanderer. Porsche debe democratizar el automóvil. Un plan osado, documentado hasta el último detalle: «biela y tuerca». Ya se reconoce la escritura de Ferry, el joven hijo de Porsche. Él fundará un día la empresa automovilística Porsche, uno de los polos.

El otro: el Porsche Panamera 4 E-Hybrid, en las páginas 74 a 81. La nueva definición de una limusina de cuatro plazas y el conjunto de prestaciones que se espera de un automóvil del siglo XXI con las ambiciones de un Porsche 911. Extraordinariamente deportivo, pero también extraordinariamente confortable.

El camino desde la oficina técnica Porsche hasta la segunda generación del Panamera es largo. Y no obstante no se puede concebir lo uno sin lo otro. No se repelen. Se atraen. Y ya nada los separa. Sin pasado no hay futuro. El principio Porsche.

Con lo que llegamos a los Beatles. Quienes los hayan podido experimentar de primera mano seguramente reconocerán la ilustración de Klaus Voormann de la página 4, una reminiscencia de la legendaria cubierta para el LP Revolver, en aquel entonces la nueva evolución musical de la banda tras Rubber Soul. Voormann ha vuelto a coger el lápiz para Christophorus, una profunda reverencia ante John, Paul, George y Ringo, sus viejos amigos de la etapa de Hamburgo y Londres.

Tanto los Beatles como Porsche son leyendas, mitos. Pero Porsche aún tiene todo el futuro por delante. Precisamente porque no nos olvidamos de nuestro pasado.

Venga de donde venga, vaya a donde vaya, nuestro Christophorus le acompaña.