Porsche -
 

¡Cómo pasa el tiempo! Jesse Owens, Berlín, 11 de agosto de 1936. Muhammad Ali, Kinshasa, 30 de octubre de 1974. Nadia Comăneci, Montreal, 18 de julio de 1976. Boris Becker, Wimbledon, 7 de julio de 1985. Michael Schumacher, Spa, 29 de agosto de 2004. Selección alemana de fútbol, Belo Horizonte, 8 de julio de 2014. Días como monumentos. Y Walter Röhrl.

Rally de Portugal, 4 al 9 de marzo de 1980, Arganil, la etapa reina. Un tiempo horrible. Niebla. La visibilidad no llega a los cinco metros. 42 kilómetros a ciegas y sobre ruedas. Röhrl, oriundo de la bávara Regensburgo, que llegará a ser bicampeón mundial, dice a su copiloto: «Geistdörfer, ¡ponte el cinturón! Vamos a conducir tan deprisa y tan bien que los otros van a entregar su carné». Sucede lo inconcebible: Röhrl se lanza al ataque. A su contrincante más directo, Markku Alén, le saca cuatro minutos y 59 segundos. En la línea de meta, el tercero lleva una diferencia de media hora con respecto a Röhrl, quien luego dirá: «Si en una prueba como esta alguien me sacara cinco minutos de ventaja creo que me suicidaría».

Así nacen las leyendas del deporte. En una ocasión la leyenda Niki Lauda definió a la leyenda Walter Röhrl como «genio sobre ruedas». Y el poco diplomático Röhrl respondió al poco diplomático Lauda: «Poco me importa».

Así es él, nuestro Walter, el «larguirucho», el representante de Porsche y piloto de pruebas de Porsche desde 1993, observador, asesor, susurrador, embajador, motivador y entrenador. En marzo cumplirá 70 años, pero sigue siendo alguien cercano a pesar de su posición. Ásperamente campechano, cálidamente frío, notoriamente discreto, serenamente perceptible, claramente imprescindible, modestamente seguro, prudentemente rápido y sinceramente burlón. Cuando en una ocasión vuelca con el coche y alguien le propone que diga que el accidente se ha debido a que había arena en la carretera, responde con rudeza: «Digan simplemente que Röhrl es un inútil».

Existen decenas de historias como esta. Para Christophorus, Walter Röhrl ha seleccionado siete historias de siete décadas. Ni mirada nostálgica al pasado, ni historias retocadas sobre hazañas pasadas, ni glorificación de lo extraordinario. Solo momentos de entrañable pasión, homenaje a un carácter y sobredosis de talento y esfuerzo. Nada de ello parece posible. Pero todo es verdad.

¿Y qué une a Walter Röhrl y Tracy Austin? Tal vez el dolor por la derrota, que supera la alegría por la victoria. Austin, antigua número uno del tenis mundial, vuelve a Stuttgart para celebrar un aniversario de Porsche entre estrellas: la 40ª edición del Gran Premio Porsche de Tenis, que la «niña prodigio» ganó a los 15 años en la primera edición del torneo, en 1978. Del 22 al 30 de abril jugará en la Arena Porsche la actual campeona, embajadora de Porsche y número uno del ranking mundial Angelique Kerber, y con ella ocho de las 10 tenistas más exitosas del año 2016.

En 1978 Tracy Austin ganó un Porsche 924 en un set. Por entonces aún no tenía permiso de conducir. Hoy disfruta de su 911 GT3 RS en su hogar de Palos Verdes, al sur de Los Ángeles, a veces con límite y a veces sin.

Venga de donde venga, vaya a donde vaya, nuestro Christophorus le acompaña.