A la caza de las curvas.
Este año se celebró en Sicilia la edición número cien de la mítica
Cuando la mañana del 6 de mayo de 1906 los vecinos de la pequeña localidad siciliana de Cerda ven arremolinarse en la polvorienta carretera comarcal 10 humeantes y estruendosos coches de carreras, no salen de su asombro. Los ambiciosos caballeros al volante y sus impresionantes monstruos han acudido a la isla invitados por Vincenzo Florio, un empresario vitivinícola siciliano apasionado del automovilismo. Los coches salen retumbando montaña arriba desde Cerda en intervalos de 10 minutos. Se trata de una tarea titánica para el hombre y la máquina: dar tres vueltas a un tramo de 148 kilómetros. Después de nueve horas y 32 minutos, Alessandro Cagno es el primero en cruzar la línea de meta al volante de su imponente Itala, proclamándose vencedor de la primera
Desde esa histórica mañana de primavera han transcurrido 110 años. La
Las tortuosas carreteras sicilianas continúan siendo hoy un hueso duro de roer. El piloto que quiera recortar curvas y limar segundos necesita una buena dosis de perseverancia y una máquina de correr que rebose agresividad sin paliativos. Un «little bastard», como diría James Dean, aquel gran conductor de
En mayo de 1959, la
Esta vez el destino está del lado del gran adversario. Los alemanes de
Una ligera sensación de profundo respeto me inunda por dentro cuando detengo el nuevo cupé deportivo 718
Con cuatro cilindros en lugar de los seis que tenía hasta ahora, el nuevo 718
El «piccolo circuito delle Madonie», el circuito clásico de 72 kilómetros que estoy realizando yo, da comienzo en la plaza de Cerda y se dirige, en sentido contrario a las agujas del reloj, hacia un cerro de 500 metros poblado de retorcidos árboles y matorrales salvajes para a continuación descender hacia el valle e inmediatamente después volver a ganar altura a través de serpenteantes carreteras de montaña. Finalmente, a partir de la pequeña localidad de Collesano, en la que se encuentra la curva más fotografiada de la
¿Cómo se habría fajado el nuevo
El 718 clásico logró triunfar en la
En los años setenta, durante sus últimas ediciones, los inconmensurables prototipos construidos para circuitos como Le Mans emitían un terrible bramido al atravesar los pequeños pueblos sicilianos encaramados en sus cerros. A menudo pasaban a un solo centímetro de los espectadores, sentados delante de sus casas en sillas sacadas de la cocina, y no pocas gallinas sucumbieron a las voraces fauces de las parrillas delanteras. Sin embargo, tras un par de accidentes graves, en 1974 la
Texto Jan Baedeker
Fotografía Stefan Bogner