«La de director de orquesta es una profesión extraña»
Andris Nelsons, director de la Orquesta Sinfónica de Boston y futuro maestro musical de la Gewandhaus de Leipzig, habla sobre el respeto por un gran pasado y el arrojo de un espíritu joven.
Su contrato en Leipzig comienza oficialmente en marzo de 2018. ¿Qué le inspiran esta ciudad y la Gewandhaus?
Aquí se respira un espíritu joven que no olvida las tradiciones, sobre todo en el mundo de la música. Ya la primera vez que dirigí la Orquesta de la Gewandhaus me impresionó el afán por la calidad y el respeto con el que se trata a los grandes compositores, pero sin caer en una devoción paralizante. Este ambiente se respira hasta en la cafetería. También en la ciudad se nota que la Gewandhaus es importante incluso para la gente que no asiste a los conciertos de música clásica.
¿En qué se va a centrar su futuro programa?
Hasta mi incorporación oficial va a tener lugar una transición fluida con un repertorio alemán y eslavo. Para mayo y junio de 2017 se han programado cuatro «Grandes conciertos» con obras de Schubert y Bruckner. En mi concierto inaugural en marzo de 2018 dirigiré piezas de Bruckner y estrenaré una obra del compositor contemporáneo de música clásica Jörg Widmann. Es decir, que no habrá un corte radical. Me dejaré guiar por las raíces musicales de la ciudad y veré la forma de entroncar con ellas.
¿Cómo tiene previsto repartirse entre Leipzig y Boston?
Pasaré unos cuantos meses en cada ciudad. También está previsto ampliar la colaboración con la Orquesta Sinfónica de Boston. Por ejemplo, las dos orquestas programan un concierto en el que cada una de ellas interpretará obras pertenecientes al repertorio de la otra. Considero a las dos orquestas como mi familia musical y las dos son igual de importantes para mí.
Se dice que usted se relaciona con sus orquestas de igual a igual. ¿Cómo definiría usted su papel?
La de director de orquesta es una profesión extraña dentro del ámbito musical, puesto que no producimos ningún sonido, sino que «únicamente» influimos en el resultado de la interpretación. Y esto requiere una gran dosis de psicología y sensibilidad. Yo también he tocado en orquestas y sé lo importante que es recibir apoyo, confianza y respeto. Lo que yo pretendo es crear un ambiente de ensayo que aliente a los músicos a manifestar su individualidad sin temor a ser rechazados. Con una orquesta del nivel técnico de la Gewandhaus es fácil conseguir así un espacio propio para diseñar música.
¿Qué opinión le merece el papel de la música clásica que interactúa con otros géneros musicales?
La música clásica no ocupa un lugar tan popular y cotidiano como el pop y el jazz, pero esto no debe ser motivo para adoptar una actitud elitista ni arrogante. Como es natural, cada género musical requiere una entrega absoluta. Admiro a artistas de los más variados estilos: Louis Armstrong, Anne-Sophie Mutter, los Beatles o Herbert von Karajan, pues todos ellos se entregaron o se entregan plenamente a su arte. También los grandes artistas del jazz, pop y rock actuales se inspiran en una fuente común. La música clásica es el origen de todo.
Entrevista Ralf Niemczyk