Fernando Guerra - 64 29 UO
Fernando Guerra es uno de los fotógrafos de arquitectura más prestigiosos del mundo. Posee la habilidad de imprimir ligereza a los edificios e introducir movimiento en la arquitectura. Su segunda gran pasión se encuentra aparcada en un garaje de Lisboa: cuatro
Resulta difícil imaginar un espacio que contraste más con los mundos de Fernando Guerra, un fotógrafo cuya obra se caracteriza por retratar edificios futuristas con vertiginosos puntos de fuga. En cambio, su garaje es austero. Y a pesar de ello, este local situado en plena Lisboa y con las paredes pintadas de blanco es uno de los lugares más importantes en la vida del fotógrafo portugués. El discreto portón eléctrico por el que se accede a él se encuentra en una calle secundaria de la capital portuguesa. Fuera continúa su curso el trajín urbano; dentro, amortiguado entre gruesos muros, reina el silencio. Lo extraordinario de este cotidiano lugar es que en una superficie de aproximadamente ocho por ocho metros se encuentran cuatro deportivos de la marca
Fernando Guerra nació en Portugal hace 46 años. Arquitecto de formación, es uno de los pocos fotógrafos artísticos que poseen la peculiar facultad de eliminar lo estático de la arquitectura a través del movimiento. «Busco que las construcciones que retrato cobren vida, que respiren», explica. Es uno de los primeros fotógrafos que, en los albores del nuevo milenio, se atrevió a incluir en sus imágenes arquitectónicas a seres humanos. Y lo hace de una forma característica. Con sus fotografías pretende trascender la rigidez de los muros, encontrar el ritmo de las construcciones. «Antes, la fotografía arquitectónica me resultaba muy aburrida. Hasta que, un buen día, dejó de interesarme crear edificios como arquitecto y decidí que prefería contar sus historias con mi cámara». Escarbar en esas historias sigue siendo lo que le mueve hoy, independientemente del objeto que tenga ante su cámara. Su finalidad declarada consiste en representar las cosas del modo más palpitante y realista posible. Su forma de abordarlo: buscar el movimiento en lo estático, encontrarlo y ponerlo de relieve. Los numerosos premios con los que ha sido galardonado dan fe de la gran calidad del resultado. Guerra tira de una de las cuatro lonas rojas y deja al descubierto la chapa negra de un 911
Antes de, al borde de la treintena, volcarse de lleno en la fotografía y conseguir transformar su principal pasión en su forma de ganarse la vida, Guerra había trabajado cinco años en Macao como arquitecto. Contaba solo 16 años cuando tomó la cámara por primera vez, la misma época en la que también comenzó a germinar la semilla de su segundo gran amor: los automóviles. «¿Acaso recuerdo a la primera chica de la que me enamoré? No. Pero sí recuerdo, como si lo tuviera ahora mismo delante, el primer
Ahora es el turno de este deportivo. Guerra retira la lona que protege del polvo su 964, se introduce en él y hace girar la llave. Al arrancar, el ruido del motor rompe el silencio imperante y el rugido del bóxer retumba en las paredes del garaje. «¡Está vivo!», exclama Guerra desde el interior. El portón nos despeja el camino y el
El encargado de organizar sus viajes es Sérgio, su hermano pequeño. Esto a él le permite centrarse de lleno en la fotografía. «Aterrizar y al lío», describe él mismo su estilo. No cree mucho en eso de la búsqueda de inspiración. «Es algo que en mi caso surge durante el propio proceso de creación, cuando veo a las personas entrar y salir de los edificios, cuando siento que la construcción está viva», afirma. Guerra puede llegar a juntar mil imágenes en un solo día. Para él es importante retratar los edificios de forma que quede patente la intención del arquitecto. Una labor en la que le ayuda mucho el hecho de proceder del sector: «Yo sé cuáles son los elementos por los que se define la arquitectura y qué tengo que captar con la cámara para que la imagen muestre una creación arquitectónica que funcione».
Arriba, en el parque, mientras nos deslizamos por carreteras repletas de curvas, Guerra guarda silencio y deja que durante un rato sea el motor del
Más allá de la fotografía, ¿qué otros proyectos tiene en mente para el futuro? «Proporcionar a mis deportivos el sitio que se merecen», contesta. Sueña con un lugar de trabajo rodeado de sus cuatro
Texto Frieder Pfeiffer
Fotografía Mike Meyer & Fernando Guerra