Avanzarse al futuro
Huir de la avalancha de tendencias autónomas, poder decidir cómo y por dónde ir, gozar de lo auténtico más allá de la mera eficiencia: Michael Mauer, director de Style
Quizá realmente existe algo así como las ganas de que pronto pase todo. Al menos este es el pensamiento que nace en mí cuando, en una feria o en la presentación de un automóvil, un joven bloguero, periodista o reportero de televisión me pide por tercera vez consecutiva que responda a su pregunta, aparentemente valiente, sobre el futuro del coche deportivo. Una pregunta que formula así: «¿Por qué en el futuro alguien tendría que correr por un circuito?». Según su lógica, en un mundo de movilidad eléctrica autónoma el coche deportivo se convertirá en una reliquia.
La respuesta es fácil: por los mismos motivos que en 2018. Porque es divertido, por el puro deseo de vivir la velocidad, de sentir las fuerzas de la física, de medir las capacidades del coche (cuando es un
Huir de la avalancha de tendencias autónomas, poder decidir cómo y por dónde ir y volver a gozar de lo auténtico más allá de la mera eficiencia. Todo eso representa el coche deportivo hoy y, sin duda alguna, lo seguirá haciendo en el futuro. Lo que posiblemente cambie en las próximas décadas es el volumen sonoro con el que responde el vehículo. Y lo hará en dos sentidos: o bien la línea ideal en el circuito de carreras será casi como en el zen –silenciosa pero muy dinámica–, o bien la tecnología de lo imposible creará nuevas resonancias para indicarme al oído en qué medida estoy conduciendo de forma rápida, crítica o ideal.
Henry Ford, Ferdinand
El aspecto exacto que tendrá el deportivo del futuro es una cuestión de posibilidades, pero será reconocible como un objeto excepcional. Una forma que añade un signo de exclamación a la función. Probablemente, este deportivo será también un vehículo de Nivel 6 o 7, autónomo e hiperconectado. Probablemente podrá recorrer la línea ideal del circuito de carreras con el estilo de conducción de populares robots de carreras o pilotos humanos. Pero tendrá volante, una opción siempre presente para poder vivir la experiencia como propia. En el futuro, un deportivo cumplirá también esta promesa de potencial extremo. Y eso se hará patente en su forma externa. El
Texto Michael Mauer
Fotografía Stefan Bogner
Michael Mauer
Tiene 55 años y dirige el departamento de diseño de