Aksel Lund Svindal y el nuevo Taycan .
Una historia de relaciones especiales.
Campeón olímpico, campeón del mundo, campeón de la World Cup, campeón noruego en varias modalidades. La lista de éxitos de Aksel Lund Svindal es larga. No hay casi nada que no haya visto aún en las montañas. Se encuentra con el primer
El lado negativo y momentos de suerte.
La relación entre un esquiador y la montaña tiene que ser especial. El lugar donde se experimenta la vida con todas sus facetas emocionales, entre la cima y el valle. Subidas y bajadas. Alegría y tristeza. No es ningún misterio que la montaña no siempre ofrece cosas buenas, y mucho menos para Aksel. Conoce sus límites y superarlos tiene su precio. Caídas, lesiones, decepciones. Ese es el lado oscuro del deporte. Hay momentos de dolor que a veces marcan la relación con la montaña de manera especial. «La cuestión es que tienes miedo, y no se trata de no tener miedo, sino de superarlo. Y la fuerza para hacerlo procede siempre de algún lugar en el interior. En realidad, viene de lo más profundo de tu corazón».
Aksel ha pasado la mitad de su vida en las montañas, convirtiéndose en el esquiador de categoría mundial que es hoy en día. Batió a duros oponentes, se subió al podio y fue un héroe aclamado en arriesgados descensos en todo el mundo. Levanta las manos al aire tras una carrera y deja salir sus emociones: esos son los momentos bonitos. ¿Lo especial de ello? Lanzarse hacia el valle, metro a metro, superando tramo a tramo, trazando la línea ideal y haciéndose tan pequeño que el viento apenas opone resistencia, llegar a meta y no ser consciente de nada. Todas las miradas están puestas ti, todos conocen el resultado; menos tú. La mirada se dirige al marcador y las emociones te dominan: ¿victoria o derrota? El momento decisivo, cuando descubres el resultado por ti mismo, probablemente sea el momento más sincero que ofrece el esquí. «No se puede fingir», comenta Aksel. Se trata de ser uno mismo. La autenticidad te lleva más allá en el deporte, pero también en la vida.
«Uno de los mejores momentos de mi carrera».
La selección nacional: quizás lo más grande que un deportista puede vivir en su carrera. Al menos así fue para Aksel. De repente, se sentó en la mesa con los mejores esquiadores noruegos como Kjetil André Aamodt o Lasse Kjus, cuyos pósters adornaban la pared de su habitación. Y entonces: desde el primer día pasó a formar parte de la familia.
«Para mí, ese sigue siendo uno de los mejores momentos de mi carrera. Ese sentimiento que tuve en las primeras semanas y meses, cuando estaba en ese equipo y me sentía totalmente parte de él. Siempre sigue siendo uno de los momentos más importantes».
No pasó mucho tiempo hasta que los entusiastas del esquí colgaran su póster en sus habitaciones. Es la estrella en escena pero, sobre todo: siempre siguió siendo él mismo. Nunca cambió nada. Humilde, despreocupado y sincero. Alguien que ama el deporte, pero al que le habría gustado ir a la universidad si no hubiera llegado a ser un deportista de élite. Aksel es versátil y a veces crítico y le encantan y necesita los desafíos, incluso fuera de la pista.
Progresar, no detenerse; en todos los sentidos. El impulso interior de siempre querer ser mejor le conecta con
Relaciones.
«El nuevo
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